¿DISEÑADOR? ¿PARA QUÉ?

“Necesito un logo, sé cómo lo quiero, solo necesito que usted que es diseñador y sabe dibujar lo haga para que quede bonito”…. Muchas veces me han dicho frases similares o he escuchado casos donde el cliente ya sabe exactamente cómo debe verse su proyecto. ¿Pero te has puesto a pensar si estas personas realmente necesitan un diseñador?

Leyendo artículos relacionados con estos casos, encontré uno de un diseñador irlandés (David Airey) que me hizo ser consciente de algo tan obvio, pero que por estar inmersa en el día día del diseñador donde este tipo de frases son comunes, no lo había pensado y es que este cliente no requiere a un diseñador.

Si tú eres diseñador debes tener un indicio de por qué no eres apto para este tipo de trabajo. De lo contrario, si alguna vez has pensado contratar a un diseñador para que haga ese diseño que ya tienes en mente, déjame decirte por qué no lo necesitas: porque tú ya tienes tu problema resuelto, solo necesitas a alguien que sepa manejar un software de diseño para plasmar la idea que ya tienes en mente.

El valor del trabajo de un diseñador

El trabajo de un diseñador va más allá de la parte estética, ya que implica un proceso de investigación y de análisis previo a la fase creativa (sí, aunque no lo creas), con el fin de que el resultado responda realmente a las necesidades que cada proyecto plantea. En este proceso están incluidos: las reuniones con el cliente para definir el brief que nos dice cuáles son los objetivos del proyecto, su público, competencia y demás información relevante del mercado; el análisis de esa información, para establecer el tipo de pieza a diseñar, el medio adecuado para difundirla y el concepto que permita establecer un estilo gráfico general del diseño; y por último, conocer el estado del arte de proyectos similares, para estar informados de lo que ya se ha hecho y no pensar que se está innovando en un campo anteriormente explorado.

Esto se aplica a todas las áreas del diseño, como el diseño editorial y de marca, donde se requiere de un tiempo destinado para ese importante proceso pre etapa creativa, de lo contrario el resultado será superficial, sin una base conceptual ligada a tu mercado, sin objetivos claros y, en el peor de los casos, incoherente, por lo que eventualmente tendrás que invertir más dinero para reparar esas falencias.

¿Plan básico o Premium?

Otras condiciones que muchas veces el cliente establece al posible diseñador de su proyecto, es que el diseño sea bonito, barato “y si es posible para hoy”. Bueno, lastimosamente para nuestra profesión, hay muchas empresas y personas independientes que ofrecen soluciones rápidas y que a veces prometen más de lo que en realidad pueden hacer; las primeras porque tal vez pueden darse el lujo de hacer trabajar a sus empleados más allá del horario laboral normal, pagándoles sueldos bajos, y los segundos porque (volviendo al tema del inicio) manejan software de diseño y que con gusto harán exactamente lo que tienes en mente, ya que no implica mayor esfuerzo. Todos estas “empresas de diseño o diseñadores” piensan que hacer trabajos rápidos y mediocres por poco dinero es buen negocio, y el cliente queda satisfecho porque él “siempre tiene la razón”. Pero como dije al principio, posiblemente el resultado no sea 100% efectivo y tarde o temprano tendrá que mejorarlo o hacerlo de nuevo.

Percepción vs. realidad

Las cosas buenas y bonitas son relativas, depende del gusto de cada uno y de cómo percibimos el mundo; de ahí la importancia del proceso preliminar al diseño, conoce a tu público, tu competencia, tu mercado y verás que tendrás más posibilidades de que tu proyecto sea exitoso.

Por otro lado, las cosas baratas están determinadas por tu capacidad de ingresos y es algo que puedes evaluar, ya que estás invirtiendo en un servicio que se supone te va a aportar mucho a largo plazo. Créeme, si es rápido y barato no será bueno, y si buscas bueno y rápido no podrá ser barato. Así que pon en una balanza estas condiciones y define qué es realmente lo que estas buscando.